ISLANDIA EN CAMPER, EN CASA DEL PREMIO NOBEL DE LITERATURA HALLDOR LAXNESS
Nelo | November 9, 2018Viajamos en una camper por Islandia, una pequeña furgoneta de dos plazas, suficiente para mi hija y para mí. Quiero pasar en nuestra ruta hacia el norte por la casa del Premio Nobel de Literatura Halldór Laxness, hoy convertida en museo.
El final del invierno colea vivo y potente entre unos paisajes capaces de dejar con la boca abierta a cualquiera desde la misma salida del aeropuerto en Keflavik.
La península de Reykjanes, donde se encuentra el aeropuerto internacional, me parece de lo más espectacular de Islandia. Si quieres saber más sobre ella puedes pinchar en este otro artículo: Islandia, antes de hacerme millonario.
Al fondo el faro de Hopsnes, Grindavik.
-¿Dónde vamos ahora papá?
-Vamos a casa de un escritor, podría decirse que el más conocido de Islandia en el extranjero, llegó a ganar el Nobel de literatura, se llamaba Halldór Laxness.
-¿Murió?
-Si, hace no demasiado, en 1998 creo.
-Eso es hace mucho, yo aún ni había nacido.
-Bueno, visto así…- Los hijos cuando crecen te van echando paladas de años encima, como si te enterrarán en arena, esta me ha pillado con la boca abierta.
Pasamos por la circunvalación de Reykjavík, la ciudad no se luce en esta parte, tráfico, fábricas, centros comerciales y anodinas viviendas residenciales en edificios de unos pocos pisos de altura.
Un incendio industrial no ayuda a mejorar el panorama.
El frío aprieta y eso que son ya las diez de la mañana y hace un sol radiante, dejamos Reykjavík hacia el norte, hay manchas de nieve por una campiña hecha de lava y musgo.
En cuanto acaba la ciudad vuelve esa Islandia de naturaleza desbordante, esa continuidad de derroche paisajístico, ese orgasmo perpetúo para el chacra lila.
Islandia, del verbo babear: Yo babeo, tú babeas, él babea.
-Una cosa muy importante papá.
-Dime.
-¿Habrá calefacción?
-Si cariño, y los de Operación Triunfo firmando autógrafos.
-¿De verdad?
-Ni de coña.
-Eres malo, papá.
-Qué va cariño, es mi contrapunto a la edad del pavo, así espabilas. -¿Para qué ponerle los Ramones a todo volumen desde que nació? ¿Para que ahora se enamore de un producto televisivo engominado que canta lo que le ordenan? Uno de ésos que al ver su cara de moña piensas que, definitivamente, el punk sí ha muerto – Habrá calefacción, no te preocupes, los islandeses son unos artistas a la hora de canalizar el agua caliente que brota de las entrañas de la tierra y calentarse con ella.
No se queda muy conforme.
-¿Te acuerdas cuando nos bañamos nevando en la piscina aquella que quemaba, en Hofn? -Consigo que sonría, incluso ríe. Cada tarde nos bañamos en las piscinas de los pueblos que nos vienen de paso. Nos tiramos chillando por los toboganes. Estamos enganchados. Mejor cuanto más frío haga.
Tomamos la Nacional 1 hacia el norte, después la 36 hasta Gljúfrasteinn, cuidado al pronunciarlo no te hagas un esguince en la lengua; la casa se encuentra bien señalizada a pie de carretera.
Si quieres leer el artículo Hofn y otros orgasmos espirituales, puedes pinchar aquí.
Casa de Halldor Laxness vista desde la carretera.
No me parece la mejor vista de la casa, pero basta darse una vuelta por los alrededores.
Los “alrededores” en Islandia, garantizan espectacularidad en grado máximo en casi cualquier lugar de la isla, sin importar donde.
Viendo por donde paseaba el viejo escritor no me extraña su inspiración.
“La razón por la que un hombre habla es ocultar sus pensamientos”
Estación atómica (1948)
Fuente foto: www.gljufrasteinn.is Este link te lleva también a la web oficial de la casa-museo
De hecho, Islandia es el país con mayor porcentaje de escritores del mundo, y no creo que se deba solamente a su largo y oscuro invierno. Si eso fuera así, Siberia y Alaska rebosarían de escritores. Más bien creo que se debe a la educación, creatividad y tradición de un pueblo, que tiene escrita su historia, a través de las sagas, desde hace más de mil años.
“Las sagas son nuestros cimientos culturales”
Halldor Laxness
Fuente foto: www.gljufrasteinn.is
Me gusta visitar la casa de los escritores que he leído, me interesa, me da morbo, satisface mi fetichismo y además me sirven para ver casas de diferentes lugares por dentro, y para mayor interés mío, congeladas en el momento de la muerte del escritor.
“Pronto el aroma del café comenzó a llenar la estancia. Este era el momento sagrado de la mañana. Con tal fragancia se olvida la perversidad del mundo y el alma se llena de fe en el futuro.”
Gente independiente (1935)
La casa de Halldor Laxness no es ostentosa ni destaca de cualquier otra casa que pueda verse por los alrededores, y no tiene nada, ni por dentro ni por fuera, que pudiera hacernos creer a simple vista que aquí vivía todo un premio Nobel de literatura. Se trata más bien de un ejemplo de buen hacer, como tantas otras casas islandesas. De tamaño y de aspecto que bien podría ser la segunda residencia de una familia española de clase media, el chalet de toda la vida.
Si las casas fueran el espejo de nuestra alma, de ésta podría decirse que es lo opuesto a la fanfarronería, toda una bofetada a Bertín Osborne y todo lo que representa en su rancio programa de tv, sus casas sobredimensionadas, indecentes de pura pedantería, de talante deshonesto en su jactancia, de mal gusto e injustas con el resto de la humanidad, con unos precios en los que va incluidos la tontería, la pijería y el demostrar quién la tiene más larga, insolidarias con el resto del planeta y con un coste que podría dar de comer a un campamento de refugiados durante años y años.
La casa de Halldor Laxness muestra relativa simpleza, armonía y buen gusto.
Por dentro es cómoda y agradable, llena de libros, cuadros, recuerdos de viajes y de luz, distribuida en dos plantas y cuidada por dos encargadas simpáticas y accesibles que se deshacen en sonrisas y explicaciones.
La biblioteca cuenta con su propio apartado de libros en español.
Como única ostentación el coche del escritor, un Jaguar clásico de hace muchos años, hoy ausente pues sólo lo aparcan en verano.
La casa nunca dejó de ser poco importante. Jefes de estado pasaron por aquí camino del famoso parque nacional de Thingvellir, y se comenta que en la década de los 50, en la misma sala de estar, hubieron artistas de renombre mundial actuando.
En ella, bodegones con los objetos personales del autor puestos de tal forma que parece que se encuentre en la cama durmiendo y pudiera levantarse en cualquier momento.
“Una de las primeras cosas que me habían enseñado de niño fue nunca creer una sola palabra de lo que estaba escrito en los periódicos.”
Estación atómica (1948)
Y también, flotando entre tantas cosas de tantas partes del mundo –el escritor fue un gran viajero y aventurero- ese aire de futilidad que nos dice que por mucho que hagamos un día seremos tan solo un recuerdo, en el mejor de los casos; y nuestras cosas quedarán inertes, unas gafas que nadie más se pondrá al lado de una cama, un traje vacío esperando un cuerpo que ya no existe, que ya no da calor, que ya no sueña.
Cuando uno nace sólo sabe llorar. Sólo gradualmente se aprende a sonreír.”
Luz del mundo (1940)
Y libros mudos que no parlotearán hasta que alguien vuelva a abrirlos.
Él no supo qué decir ante tanta pena. Se sentó en silencio junto a su hermana, sobre el verde de la primavera, que también era joven, y las cuerdas ocultas en su corazón comenzaron a estremecerse, y a sonar.“
Gente independiente (1935)
La casa fue construida en 1945, Halldor Laxness ganó el premio Nóbel en 1955, y habitó la casa hasta su muerte a los 96 años en 1998.
Fue comunista, viajero, expatriado, luterano, católico y ateo, para acabar como taoísta moderado, visitó Rusia cuando los estalinistas, recorrió Europa tras la primera guerra mundial, la India bajo el mandato de Nehru y Estados Unidos antes de la gran Depresión. Vivió en un monasterio, se fue a Hollywwod a hacer películas, se casó dos veces, tuvo cuatro hijos, escribió cuentos, poesía, novelas y ensayos. También teatro, su primera novela la acabó con 17 años de edad pero ni concluyó sus estudios secundarios.
“La historia siempre es totalmente diferente a lo que ha sucedido.”
Bajo el glaciar (1968)
Me gusta que la sinopsis de una vida sea algo disparatada, me parece que no puede ser de otro modo si uno es un buscador y no un cordero. Encuentro sano y secuencialmente lógico una catarata de lo que parecen contradicciones.
“Mis ovejas han hecho de mí un hombre independiente y jamás me inclinaré ante nadie.”
Gente independiente (1935)
Un resumen total de la vida demasiado lineal y predecible no me parece sano, me recuerda a un encefalograma plano o peor aún, un electrocardiograma de un solo y constante pitido. Y se supone que estás vivo.
Dicen que su principal fuente de inspiración fueron las sagas islandesas, pero a mí me fascina por mostrar, con un lenguaje claro y directo, una Islandia de pasado reciente pero creo que ya desaparecida -o en esencia tal vez no-, de una dureza extrema, difícil de concebir en los tiempos de bonanza actuales.
“Si no tienes nada más, siempre podrás decir que es tuyo el aire que respiras”
Gente independiente
ME ha encantado el artículo. Sobre todo en lo que se refiere a la casa del premio nobel. Siempre es bueno ver de cerca la vida de un escritor.
Encantado de que así sea, y gracias por decírmelo. Tengo algunos artículos más sobre escritores, si quieres puedes leer: Pierre Loti y su café.