IRÁN, EL CORTEJO AMOROSO O CÓMO PILLAR CACHO
Nelo | September 10, 2014Bandar Abbas, situada en pleno Estrecho de Ormuz, en el Golfo Pérsico, tiene otro aire y no sólo porque ya se acabó el frío terrible, cortante de este diciembre del resto de Irán, o porque es una ciudad marítima, sino porque hay mucho más color que en el norte, más color por las calles donde chicas guapas perfumadas y maquilladas entre telas coloridas se entregan con frenesí al shopping mientras coches con la música a tope hacen chirriar sus ruedas en el asfalto acallando los gritos de los vendedores que intentan colocar su mercancía.
Entre los más jóvenes se liga, a la iraní, pero se liga.
El procedimiento es el siguiente:
Se elige la deseada, mejor si va con sus amigas, tres o cuatro está bien.
Se hace así porque entrar a una chica que camina sola por la calle es demasiado descarado, así el pretendiente se camufla mejor. Además hay una segunda ventaja en elegir un grupo y es que se puede cambiar de objetivo, si éste se muestra reacio se puede cambiar por su amiga, más receptiva y amable.
Hay que ser rápido, y estar atento a las reacciones de varias chicas a la vez.
Cuando ya se tiene una “elegida” colocarse detrás de ellas y decirles algunas chorraditas, si puede ser que las hagan reír.
Seguramente no respondan con un coqueteo abierto pero no pasa nada, no hay que desistir, con que no se enfaden tajantemente, ni te manden abruptamente al carajo, basta.
Una ligera insinuación de sonrisa, una frase contestada siguiendo la broma, cualquier pequeño detalle casi insignificante muestra si la chica es receptiva.
El siguiente paso tiene que parecer casual -recordemos que se está en medio de la calle y todo esto está prohibido- pero es determinante, hay que establecer contacto, como quien no quiere la cosa, una mano apoyada en su espalda es perfecto.
No se trata de sobarle la espalda, sino que ella sienta aunque sea por un momento el roce de unos dedos en su piel.
Este movimiento es clave, aquí se juega todo, si ella sigue caminando relativamente normal, sigue bromeando y no hace grandes aspavientos mandándote a paseo, todo va bien.
Ahora hay que picarla un poquito, por aquello de echar algo de sal y pimienta.
En la otra mano uno tiene que ir armado con algo para poder invitarle, por ejemplo, un paquete de palomitas, ofrecerle y en el momento que ella va a tomar con su mano unas palomitas, quitárselas justo antes y ofrecérselas a sus amigas. A todas menos a ella.
La tienes ya picada, hay que conseguir su teléfono antes de que desparezcan dentro de un centro comercial.
El verdadero objetivo de todo esto es su teléfono.
Una vez se consigue ya está.
Puedes retirarte.
Eso es todo.
Impensable conseguir un beso en el momento y mucho menos nada más, que estamos en Irán, no olvidarlo. Pero se tiene su número que puede ser el principio de todo. No es poco.
Al parecer funciona, lo he visto y sale bien.
Yo no lo he hecho, no me fastidiéis, que soy ya mayor, ni se me ocurriría, yo ya sé hacer el ridículo de otras maneras más “maduras” supuestamente, pero he visto un Casanova iraní, muy joven, bajito y gordito, al que le salía de maravilla.
Aprendí todo esto siguiéndolo en sus escarceos callejeros, era como un libro abierto, no se dio cuenta que un tipo raro, extranjero, solitario, merodeaba y tomaba notas en su móvil, estaba demasiado metido en sus correrías.
Hay occidentales que pueden llegar a pensar que este sistema de ligoteo es algo parecido a un acoso y yo las entiendo.
Que te entren por la calle varios en una tarde puede llegar a ser cansado, pero se debería tener en cuenta que en sociedades más puritanas o de moral estricta las posibilidades con que cuenta la gente se reduce considerablemente hasta prácticamente este único tipo de prácticas.
En este caso, por lo que pude ver, la chica estaba más que encantada con su Romeo.
Si no hubiera sido así, sólo tenía que no haberle hecho ni caso y continuar su camino.
He encontrado ambos casos entre las viajeras que atraviesan este tipo de países, desde la que acaba hasta el mismísimo moño de que le digan cosas, la atraviesen con la mirada o le cuchicheen cosas, hasta la que le gusta darse un baño de piropos e insinuaciones por aquello del ego y todas esas cosas.
El rojizo atardecer en Bandar Abbas muestra a pie de playa los matices y los colores más bellos del Golfo Pérsico.
El lugar ideal donde venir en pleno invierno en Irán y escapar de la edad del hielo y sus condiciones extremas.