RUMANIA, CLUJ, CAPITAL DE TRANSILVANIA
Nelo | March 25, 2015Visitar el norte de Rumanía en invierno es algo que no debería pensarse dos veces. La ciudad de Cluj se muestra ideal para la mayoría de los turistas y viajeros porque una aerolínea de bajo coste aquí nos aterriza, normalmente ateridos de frío.
En su centro anchas avenidas surcadas por tranvías y trolebuses, coches de lujo y furgonetas Dacia, árboles sin hojas, grises, como la hierba de sus parques después de unos meses de invierno, todo los tipos de grises, de este color son la mayoría de los señoriales edificios y también el asfalto, de grises y negros está hecha la ropa de la gente, y de un plateado gris es hasta el cielo que los cubre.
Y aunque se suele asociar la descripción de una ciudad gris a lo feo, sombrío, vulgar o descuidado, no es el caso de Cluj, donde todo forma un bucólico y aletargado conjunto de una hermosura peculiar, aún con ese aire de decadencia, o precisamente por él. Además basta con que salga el sol de manera convincente para convertirse en una ciudad de tejados rojos e incluso colorida. No podemos imaginar aquí un concepto de colorido digamos africano, claro, pero es que en la variedad está el gusto y a Cluj le va bien ser como es.
A los que venimos de Valencia nos deposita aquí un avión en su aeropuerto internacional casi a medianoche. El centro de la ciudad se encuentra a unos seis kilómetros, nuestra pensión a unos tres del aeropuerto. No encontramos manera de cambiar dinero, hay algunas máquinas donde sacar dinero con tarjeta de crédito, o se puede pagar el transfer por adelantado cuando se compra el billete. No hacemos ninguna de las dos cosas, ni tampoco tomamos un taxi. Ponemos un pie delante de otro y tiramos andando en medio de la helada noche por una sucia avenida de paisaje de polígonos industriales. Tardamos unos cuarenta minutos hasta llegar al hostal. Sé de otras ocasiones que Rumania es un lugar bastante seguro incluso a altas horas de la noche. Hostal de 25 pavos la noche, habitación moderna de lujo, suelo irradiado de ése que está caliente como los hamanes árabes, habitaciones de diseño.
Un estilo al que no estoy acostumbrado y que me vale para ir saldando el saldo muy a mi favor de pensiones cutres, de camas de hierro y cucarachas rojas, que por cierto hace tiempo ya que no veo, no sé si porque cada vez hay menos o yo no me veo bien…ventajas de ir haciéndose mayor…Café, té y agua gratuito, wifi y un chaval que llama a quien haga falta con tal de solucionarnos lo que sea, a un taxi en la mañana que me lleva y trae de cambiar dinero, al dueño de una cabaña en la montaña y a la estación de autobuses.
Sentados en un banco entre los autobuses que vienen y van, almorzamos lo que hemos comprado en un supermercado al tibio y ocasional sol de la capital de Transilvania. Unas mujeres nos preguntas cosas, un chico hace de intérprete, ha trabajado en España una temporada. Por todo el norte de Rumanía encontraremos una cantidad considerable de gente que sabe español, sino porque haya estado aquí, porque lo ha estudiado o aprendido en las telenovelas. Saciamos algo la curiosidad de la mujeres y el chico hace lo mismo con la nuestra.
-El sueldo máximo al que puede aspirar una persona aquí en Cluj-Napoca es de 150 euros al mes- Comenta.
Mientras, unos gorriones se disputan las migas que les vamos dando. Los precios de Rumanía pese a ser más bajos que en España, siguen siendo espantosamente caros para esos sueldos tan flacos. Y aunque encontraremos en este viaje todos los días muchos carteles de “se necesita personal” en muchas puertas de diversos negocios, la vida en Rumania no es nada fácil. De hecho el índice de población en Cluj decreció en más de 10000 personas entre los años 1992 y 2002.
Pese a ello es la tercera ciudad en número de habitantes y la segunda universidad en importancia del país.
Ambiente estudiantil que se refleja por sus calles llenas de estudiantes venidos de todas partes del planeta dándole un aire cosmopolita que no se encuentra en otros aspectos de la urbe.
Nos metemos en la Facultad de Literatura animados por amables estudiantes que nos dicen que se puede visitar sin problemas. El sobrio edificio me parece atractivo pese a su aire marchito y su claustro donde graznan los cuervos, su aire decadente me parece propicio para el estudio y el recogimiento. Aunque es muy posible que las feromonas tan volátiles de los estudiantes opinen justo lo contrario.
Acabamos jugando en el aula vacía de Puskhin .
Puskhin es considerado el padre de la literatura moderna rusa, poeta, otro como Byron de vida disoluta e intensa:
¡Alegría! Sea hasta la tumba
Nuestra compañera fiel
Y nos acoja la muerte
En medio de copas llenas!
Y que a la entrada de la tumba
Retoce una vida joven
Y la naturaleza impasible
Brille con la belleza eterna
Lo mataron de un tiro en el pecho en un duelo, todo se gestó al casarse con la considerada mujer más bella de Rusia, un oficial francés la cortejó tanto y durante tanto tiempo (incluso se casó con la hermana para acercase a ella) que Puskhin tuvo que retarlo a un duelo. Es fácil imaginar por qué los poetas nunca acaban bien en sus duelos con los militares. Si los duelos fueran con palabras los militares saldrían perdiendo, pero son con balas. No hay color.
¿Qué hizo la mujer después de su muerte? Como en un corrido norteño mexicano, ella quizá -sólo quizá- lo olvidó y se lió con el zar y luego se casó con otro, pero su belleza no perduró mucho y el tiempo acabó haciéndola criar malvas, como le ocurrió prematuramente a su enamorado poeta, cuyos versos sí que han cruzado el tiempo hasta llegar a nosotros, hasta este aquí y este ahora.
Es triste mi camino. Me augura esfuerzo y pena
El mar intranquilo del futuro.
Pero no quiero morir, amigos;
Quiero vivir para pensar y sufrir,
Sé que habrá goces para mí
En medio de penas y angustias;
Lloraré sobre un libro,
Y, quizás, mi ocaso triste
Brillará el amor con la sonrisa de despedida.