MARRUECOS, ALTO ATLAS, DE IFOULOU A MAGDAZ
Nelo | July 23, 2015El día amanece claro en Ifoulou, no es aconsejable caminar por los lugares más encajonados del valle del Tessaout a primera hora del día porque hay peligro de desprendimientos de rocas. La diferencia de temperaturas entre la noche y el día los provocan. A mí me viene bien porque soy un vago redomado y me sirve de excusa para desayunar tranquilamente y salir a mitad de mañana.
Antes de ponerme en camino visito a Hanini, dueño de la Gite de Ifoulou que está construyendo un depósito de agua potable junto a su hijo con la colaboración de la Fundación Acción Geoda, ong que realiza no pocos trabajos y acciones en el valle, especialmente en Ifoulou. Yo, la verdad, no soy muy de ongs, porque muchas sé como funcionan y tiendo a desconfiar, sobre todo de sus efectos, pero ésta realiza una labor seria, concreta y lo más importante, eficaz.
Sólo conozco personalmente a la parte marroquí de la asociación y me encantan. Son profesores jóvenes y de mentalidad muy moderna, provenientes de las ciudades de la región, que se lo curran en los pueblos perdidos de las montañas de su tierra, conociendo exactamente cuales son las carencias de sus paisanos.
Gracias profesor, por tu hospitalidad y por tus enseñanzas.
Después de haber conocido esta nueva generación de jóvenes bereberes, uno respira tranquilo, y piensa que el país quizá tenga un buen futuro, que queda lugar para la esperanza, y que es un placer ver gente que lucha por su tierra, y cuya ambición no se centra en subirse a toda costa en un camión rumbo a Algeciras. Las necesidades del lugar son muchas y de toda índole. La vida aquí puede ser muy dura sobretodo en los meses de frío y nieve. Si quieres saber la realidad de las montañas de Marruecos en invierno, pincha aquí.
Porque, ciertamente, es una putada tener que hacer a pie 20 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta para tener que ir a la escuela. Es muy cansado cargar con bidones muy pesados de agua ladera arriba dos veces al día durante toda tu existencia, mientras vas teniendo un hijo tras otro. Es inaceptable que se te muera un niño por una infección, o un abuelo porque el hospital más cercano está demasiado lejos, y tu pueblo no dispone de un medicamento cualquiera.
Es muy bonito como visitante no ver en una semana un coche, y sí un constante trasiego de los habitantes arriba y abajo con sus mulas, mientras el viento mueve las hojas de los chopos y los pajaritos cantan y van de un zoco a otro, o a los cultivos, o a visitar un pariente, pero ellos quizá prefieran tener una ambulancia o un taxi en las puertas de su pueblo, por si acaso.
Y un grifo en casa, y por qué no, una lavadora. Una lavadora, pensado fríamente, es una auténtica maravilla, una verdadera revolución familiar. Yo en vez de estatuas pondría lavadoras en las rotondas y plazas de nuestras ciudades, para rendirles tributo ¿Piensas que no? Pues entonces deja de usar la tuya durante un mes, y luego me cuentas…
En todo caso, creo que hay que llevar cuidado, cada vez está más de moda el turismo o los viajes solidarios, y no todo el monte es orégano. Hacerlo con Acción Geoda me parece una buena garantía de acertar y no fastidiarla. Creo que hay que reflexionar sobre este tema, en Marruecos y en toda África, así que estás invitado/a a leer el más que interesante artículo de Nomadeando Ando.
Y ya me pongo en camino siguiendo el Río Tessaout curso arriba. De Ifoulou a Magdaz se puede ir por dos caminos, la pista vía Aït Ali n Itto y por las montañas, siendo ideal para un circuito de dos días. Vas por un lado, duermes en Magdaz, y regresas por el otro.
Esta vez sigo la pista. Caminando por ella me encuentro con el almuecín de Fakhour, la aldea siguiente.
-Vamos en la misma dirección, podríamos caminar juntos.-Me propone.
Hablamos de religión, me dice que también los cristianos hacen su propia Shahada (declaración de fe musulmana) pero que cambian el nombre del Profeta por Aissa (nombre de Jesús para los musulmanes), me dice como queda:
-La Ilaha Ilalá asadu Aissa Rasululá
Bien, me gusta su posición conciliadora y convergente. A continuación quiere saber el precio de un Nokia en España. Seguimos charlando entre olor a resina de pino y arrullos de la corriente del río. Cuando nuestros caminos se separan aprovecho para salir del camino y tumbarme bajo un gran pino. Tengo sueño y me duele la cabeza, el té de anoche y las pesadillas han hecho que duerma mal.. Más tarde, al pasar Aït Alí n Itto me equivoco de barranco y después de una impresionante subida que hace que el pulso me palpite en las sienes, me encuentro en Tift.
Sin gite de etape, la gente me mira con los ojos como platos e incluso se les nota cierta desconfianza de la que yo soy en gran parte culpable, porque mi turbante negro en una tierra donde nadie lleva uno, justifica esta extrañeza.
Aún así hablo a todo el mundo aunque estoy demasiado cansado como para entender todo lo que me dicen. Pregunto por agua y me mandan a un grifo que está al lado del camino, de agua caliente y con sabor a plástico, me dicen que si siguiera el camino llegaría a Akka, la próxima población –no confundir con la otra Akka más grande que hay mucho más al sur- también me dicen que puedo ir a Megdaz atajando por la montaña, pero no me atrevo, así que vuelvo sobre mis pasos. Me mandan por el río pues al parecer hace menos calor que por donde subí.
El paisaje de grandes sabinas curiosamente recortadas por las cabras y las verticales paredes de las montañas hacen de este paisaje algo original y único. El error y la gran caminata extra hace que llegue a Magdaz casi derrotado. Me siento a la sombra apoyado en la pared de la primera casa que encuentro, es el dispensario médico. Mientras jadeo intentando recuperarme llega un señor mayor con chilaba acompañado de una chica rubia guapísima. Resulta que el señor es Sidi Lahsen, dueño de la gite de etape de Magdaz y la rubia es la enfermera encargada del dispensario. Las asociaciones locales consiguen una asignación del gobierno, que no debe de ser muy cuantiosa pues suelen venir extranjeras, imagino que con mentalidad de voluntariado.
-¿Tú eres un turista?-Me pregunta la rubia. Tiene unos ojos turbadores para quien ha pasado todo el día en la montaña.
-Sí, eso es.
-¿Y vienes sólo?
Le voy a responder que con Sidi Rbí, pero no creo que lo entienda. En ese momento aparecen por el recodo del camino un numeroso grupo de alemanes caminando junto a su guía. Paran a hablar con nosotros, esto parece el metro de Frankfurt.
-¿Y tú?
-Yo soy español
-¡Una ceggvessa pog favor!- Dice uno.
-¡Fiesta, fiesta!-Dice otro.
Si los tópicos son tópicos es siempre por algo.
Una alemana bastante grande me entretiene y pierdo de vista a mi enfermera, empiezo a concienciarme a que tendré que compartir el alojamiento con este ruidoso grupo. Cuando nos dirigimos hacia la gite, veo una jaima blanca montada entre las huertas, lo que me hace dudar:
-¿Los extranjeros van a dormir aquí?- Pregunto al guía.
Cuando me responde afirmativamente respiro aliviado…
El guía todavía tiene la amabilidad de decirme:
-Si te quieres pasar más tarde eres bienvenido
-Insalah, muchas gracias.
Ni enfermera, ni alemanes. Me voy conmigo mismo y mi atormentada soledad.