GHANA. AKOSOMBO, LA DECIMOCUARTA MARAVILLA DEL MUNDO
Nelo | October 17, 2014La Yandia Queen es un barco de pasajeros y mercancías que permite navegar al viajero por el Lago Volta.
La gente de Akosombo, ciudad del centro de Ghana donde se ubica la presa del Lago Volta, me parece aún más amable y simpática que en Accra, a ver, hay que sonreír y saludar el primero, para que se les pase la sorpresa de mi aparición, de mi color, mi cara, mi ropa… Son realmente rápidos en darse cuenta que soy alguien inofensivo, un raro personaje que sólo busca un baño, un restaurante, o una dirección, y se deshacen en atenciones y simpatía.
En la tienda donde compro una libreta –ésta en la que escribo- también pregunto por un sitio donde comer arroz con pollo -no quiero más wanku y pescado- y la dueña pide a la chica más guapa que he visto en mi vida que me acompañe hasta el puesto correspondiente. La dueña del arroz con pollo me dice que aún no lo tiene listo, me voy a otra barraca de madera donde pone pintado en letras grandes a modo de slogan:
The estomach has no holidays.
Me encanta, pero tiene wanku y pescado.
Así que me voy a otra regentada por una mujer que nada más verme empieza a reírse. Bueno, mejor comer entre risas y además tiene arroz con pollo.
Me da de comer, me atiende de maravilla, me consigue un taxi y un lugar donde dormir. Devoro mi arroz con pollo entre lagartos parecidos a camaleones que merodean por entre las patas de mi mesa.
Enfrente tengo a dos hombres que en una vieja barraca hecha con maderas y desechos arreglan móviles de todas las marcas y con cualquier problema.
Recuerdo un gran centro comercial pegado a mi aséptica ciudad europea, una tienda de diseño millonario y alquiler desorbitado, donde un imberbe empleado con pelo en el fijador y cara hastiada me dice:
-Imposible de reparar tendrá que comprarse otro nuevo.
Y encima me mira como si fuese un tacaño.
Allí quedó lejos, en el mundo plastificado, artificial y liofilizado, aquí, en esta barraca de Akosombo, entre montañas verdes tropicales y bosques frondosos por donde graznan grandes cuervos negros, si les traigo tres móviles viejos, me devuelven cuatro y de “última generación”.
Y encima te sonríen.
Apenas vislumbro que África tiene tantas y tantas cosas que enseñarnos… ¿o acaso aún quedáis alguno que no os habéis dado cuenta que nos vamos al carajo?
A continuación aparece Mussa, taxista, espabilado, togolés, simpático. Antes le había preguntado a la chica del arroz con pollo donde hay una guesthouse barata, y también me da el precio del taxi, por lo que cuando llega Mussa dejándomelo aún más barato me fío de él y acepto.
Me deja en la Zito Guesthouse, tan cercana que no me hubiera hecho falta el taxi.
Una chica duerme abiertamente encima del mostrador. La despierto, me mira como quien está muy lejos. A su lado hay un bote con cepillos y pasta de dientes y otro bote con condones. Me da el precio de 41 cedis para una habitación con ventilador, está bien, es grande, está limpia, tiene baño y tele.
Duermo una siesta, me despiertan unos chavales jugando a la pelota, decido ir al puerto a ver cuando salen los barcos que cruzan el Lago Volta.
El lago Volta es el mayor lago artificial del mundo. Dicen. No digo que no lo sea, pero cada vez que llego a alguna parte, hay algo que es lo más del mundo, la más alta del mundo, la más larga del mundo, la más pesada del mundo, la más gorrina del mundo. Cuántos mundos hacen falta…
Claro, es fácil soltar esas afirmaciones porque la gente se las cree, ¿quién se va a poner a buscar la superficie de los mayores lagos artificiales del planeta?
Yo sí.
Y no es el Lago Volta, es el Lago Victoria, ¡ah no! La presa de las 3 Gargantas. Google está muy bien porque ofrece muchas verdades.
¡Puedes escoger la que más te guste!
¡Y qué viva la era de la información!
La más “lo que sea” del mundo es prima hermana de la octava maravilla del mundo, que, a la que te descuidas, te la meten, te la ponen delante; siempre hay un espabilao con cara de mermeloto que extiende el brazo y te suelta:
-Esto, chaval, es la octava maravilla del mundo…
Una y otra vez.
La puñetera octava maravilla del mundo…
Vamos a ver, no puede ser, ¿vale? Matemáticamente es imposible.
¡No pueden haber veinticinco octavas maravillas del mundo!
Brrrr