GHANA, NAVEGANDO POR EL VOLTA, KETE-KRACHI
Nelo | September 3, 2014África se desliza bajo la quilla del Yandia Queen, esto es Ghana, y el lago es el Volta. Son palabras mayores para cualquiera que se halla pasado media vida soñando en viajar por el más indómito de los continentes
El barco que cubre la ruta por el Lago Volta de Akosombo a Yeji hace una escala en Krachi de unas dos horas. Llegando a puerto el Capitán Jonathan al verme al lado de la bocina tiene el detalle de salir a decirme que me tape los oídos.
Después he desembarcado.
Todo el mundo en Kete Krachi, villorrio perdido en un punto cualquiera de las casi infinitas tierras marrones que baña el Lago Volta, ha sido conmigo amable, simpático y educado. Cuando me meto –me gusta perderme- por entre las casas del pueblo, he ido preguntando si podía pasar por ahí. La gente estaba encantada.
Una mujer me ha usado para amenazar a su hijo pequeño porque no se estaba portando bien. Ayer, en el puerto de Akosombo, me pasó lo mismo:
– Pórtate bien porque si no vendrá el blanco y se te llevará- Algo así, pero en “chi”, una de las muchas lenguas de Ghana. El niño me mira aterrorizado.
Después he seguido causando sensación en mi paseo por el pueblo.
Es como ser una rockstar, o alguien famoso. No sé quien está más alucinado, si ellos conmigo o yo con ellos.
Llegué a la altura de unos niños, cuando comprobaron que yo también era persona y que no iba a comerlos, se pusieron a chocarme la mano y a bailar y a cantar. Más tarde paseé por la orilla del lago, allí hay pescadores que fabrican sus redes con algo natural parecido al algodón, también usan cestos de mimbre.
Uno de ellos, un hombre muy alto y muy flaco-o estaba enfermo o pasaba mucha hambre, yo creo que lo primero- me pidió mi dirección en Europa.
-No tengo boli- le dije, era verdad.
Tenía los ojos hundidos, sus huesos se marcaban en su piel.
De todas formas da igual, pensé, no lo conseguirás, estás acabado.
Pero no tardé en darme cuenta que eso era una estupidez. Igual termino yo antes. Hay cosas que nadie sabe.
Una mañana muy temprano
de tu cama despertarás
no lo sabrás
ese es tu día
vas a morir
Sigo paseando, las casas son de adobe, los colegiales van uniformados y con la cabeza rapada, la tierra roja, hay águilas por el cielo, grandes árboles dan sombra a artesanos y a lagartos amarillos.
Hay un carpintero con herramientas dignas de un museo del neolítico, cerdos y extraños pavos picotean la orilla cercana al agua, la “gasolinera” está bajo un enorme árbol con lianas.
Olores y humedades.
Un sol dominante, omnipresente, sus destellos en el agua.
Tierra dura bajo mis pies, cuerpos esbeltos bañándose en el sosiego del lago.
La sirena del barco llamándome, la brisa en el sudor de mis sienes, la vida en toda su intensidad.
Colores, colores, colores.