BOLAMA, GUINEA BISSAU. UNA ISLA ÚNICA.
Nelo | April 11, 2019Ubicada en el corazón de Guinea Bissau, entre el archipiélago de Bijagós y el continente, a algo más de tres horas de cayuco al sur de Bissau, la ciudad de Bolama se encuentra en la isla del mismo nombre. Bolama fue la capital de Guinea portuguesa hasta 1941, y las lujosas mansiones coloniales aún dan testimonio de la importancia del lugar.
Monumento aos Aviadores Italianos, y al fondo el Palácio do Governador.
Pero Bolama va más allá y hace al viajero frotarse los ojos. Imaginaos que os encontráis el Congreso de los Diputados, o cualquier otro Parlamento, abandonado en medio de una perdida isla tropical, con cabras pastando en sus grandes estancias, derruido y comido por la vegetación, en medio de una gigantesca plaza y en el centro de un pueblo casi tan destrozado como él, pero que aún deja ver, sin lugar a dudas, su antiguo esplendor.
Al fondo el Palácio de Bolama.
Abajo con más detalle y sobrevolado por enormes murciélagos.
No pudieron, no quisieron, o no supieron mantenerlo. En época de hambre y guerra sobrevivir ya es mucho.
Viendo el estado actual de las cosas, a la mente le cuesta aceptar que esta isla de unos veinte kilómetros de longitud, cuyo único camino que la atraviesa no es en ocasiones más que una pista de cabras tan intransitable como las calles de la ciudad, fue la capital portuguesa de un país como Guinea Bissau hasta 1943, y una linda ciudad hasta mediados de los setenta, cuando Guinea Bissau se independizó de Portugal.
La avenida Amílcar Cabral de Bolama es la calle central de la ciudad.
Debió ser una bonita capital, entiendo los numerosos testimonios de corazones partidos que sudan pura nostalgia por la isla.
Muchísima gente de todos los colores nació, vivió o pasó por aquí a lo largo de sus casi cien años de esplendor, o bien descienden de quienes lo hicieron. Se les parte el alma al ver las fotos actuales, aunque debo confesar que para mí, desde mi prisma de viajero burdo y egoísta, las huellas dejadas en las reliquias coloniales por el arrasador paso del tiempo, la hacen irrepetible y espectacular.
Grandes casas coloniales, la mayoría en ruinas pero aún bellas y grandiosas, anchas avenidas con aceras levantadas y grandes agujeros en sus desaparecidas calzadas, parques repintados, ovejas deambulando, farolas que vuelven a alumbrar, un monumento del mismo Mussolini al alcalde de Bolama, los restos del primer telégrafo de toda África Occidental, una estatua de un antiguo presidente norteamericano, una piscina de tamaño olímpico, el primer hotel de Guinea Bissau, dos cañones plantados como un árbol, ceibas y baobabs gigantes, un cine donde ya no echan películas, pero que es utilizado para ensayos de músicas y bailes, donde casi cada noche retumban los tam tam, miles y miles de murciélagos enormes hartándose de fruta madura –llegan a oscurecer el cielo-, un viejo hospital cuyas paredes son sostenidas por lianas y árboles, –hay un nuevo hospital-, cada cosa más disparatada que la anterior como una isla loca y preciosa congelada a mediados del siglo pasado.
¿Qué hace la estatua de un presidente norteamericano de finales del siglo XIX en una isla de África occidental? La historia es muy curiosa, no te pierdas próximos artículos sobre Bolama.
¿Y un monumento fascista mandado construir y enviado por el mismo Mussolini?
“Mussolini al caduti di Bolama” ¡Toma ya!
Todo ello separado de la tierra firme africana por unas aguas de fuertes mareas que se confunden entre el Océano Atlántico y el gran estuario del Río Grande de Buba.
Puerto de Bolama con marea alta. Al fondo, San Joao y las tierras continentales. Las canoas son el transporte a Bissau.
Bolama es un anacronismo en ruinas que se niega a desaparecer cuya visión es asombrosa. Un lugar único y especial en toda la costa de la inmensa África Occidental.
Llegada a Bolama. El edificio de detrás es un ejemplo de recuperación pues estuvo destrozado. Ahora es el Centro de Formaçao Pesqueira
Postal de Bolama. 1930
Y consigue sobrevivir, la isla tiene su punto de animación gracias a los estudiantes internos que pasan aquí el año cursando ciclos de formación profesional, sobre todo pesqueros, con lo que cuando no hay clase ni son vacaciones escolares, decenas y decenas de chicos jóvenes deambulan por sus calles entre risas.
Además, y a lo largo de toda la isla, diversas tabancas (aldeas) habitadas y en activo –vimos los pueblos bastante vivos, no parece que sufran de despoblamiento- se expanden a lo largo de la única pista de tierra que atraviesa toda la isla.
Único camino entre el este y el oeste de la isla. Muy bacheado, ideal para moto o bici, va atravesando tabancas hasta llegar a Bolama de Baixo, vegetación exuberante y costas de puro manglar.
Bolama de Baixo y su playa. De baño no muy apetecible en marea baja.
Conviene no saltarse al jefe de la aldea de Bolama de Baixo o se disgustará bastante, basta con saludarlo al llegar, y pedir permiso e indicaciones para llegar a la playa.
En el horizonte se puede ver la Ilha das Gallinhas. Una antigua isla-presidio que nos quedamos con las ganas de visitar. No hay transporte regular (canoas) hasta allí. Daré más info práctica en otros artículos.
Volvamos a la ciudad, en activo, un antiguo Mercado Central, al menos dos hoteles-pensión donde alojarse que yo sepa, dos restaurantes de menú único –arroz y pescado- y otros dos bares donde sirven cerveza portuguesa muy fría. Una radio local. Una señora en la esquina de la gran plaza que por la noche vende helados y los habituales sándwiches de huevo duro y mayonesa, varias escuelas, algunas plantas bajas donde la gente se reúne y un tipo grita las alabanzas de Dios, y la peña acaba bailando y cantando, y algunos locales de partidos políticos que me temo que presumen precisamente de lo que carecen.
Ojalá me equivoque.
“Libertad, transparencia, justicia”. En Guinea Bissau hay más de 50 partidos políticos.
Pasamos unos días aquí, en el hotel nos dejaron una moto nueva con la que recorremos la isla, en los siguientes artículos pienso en ir mostrando los sitios que más me han impresionado.
Y antes de cerrar esta introducción tengo que decirles a aquellos nostálgicos y amantes de Bolama, que hay cierto atisbo de recuperación en la ciudad, un leve resurgimiento en algunos edificios antes en ruinas.
Como el de la Associaçao dos Filhos e Amigos da Ilha de Bolama.
Y vuelve a haber luz, y la llegada del barco sigue siendo un acontecimiento.
Y también está restaurada y en buen estado la emblemática Igreja de Sao José, en pleno centro.
El alumbrado público funciona de nuevo, -en su día sus cables fueron vendidos y cambiados por comida en Bissau-, algunas casas han sido restauradas, e incluso ha vuelto la estatua de Ulysses Grant, una nueva versión al menos, ya que la original fue vendida a trozos porque era de bronce.
Hoy en día las calles de la ciudad de Bolama se llenan de chavales al atardecer, y hasta suele verse de tarde en tarde algún turista tan perdido como nosotros, pero algo es algo.
La vida continúa, relajada y tranquila, en Bolama.
Quiero ser optimista con el futuro de Bolama, creo que además del turismo –consistente hoy en día en un débil goteo- puede tener un buen futuro como isla-escuela, ya que los padres pueden estar tranquilos con el internado natural que la isla ofrece a sus hijos, porque ¡no se pueden ir a ninguna parte! Por otro lado me dieron el precio que paga cada alumno por un año completo de estudio, alojamiento y comida, y creo que me dijeron 50000 cefas -unos 76 euros- lo que me parece una cifra razonable.
Tal vez exista posibilidad de resurgimiento, puede que nunca más en forma de palacios y piscinas, o tal vez sí, quién sabe, se pretende hacer de la isla Patrimonio de la Humanidad, y hasta existen proyectos de convertirla en puerto franco, al modo de Macao, pero en África Occidental.
Pero de momento ahí está, lejos de todo, casi ninguneada al lado de las islas Bijagós más turísticas, pero ideal para los viajeros que les gustan los lugares que se salen de lo normal.
Bolama a día de hoy sigue renqueante, medio dormida, aunque nunca se sabe qué depara el futuro, incierto por definición, pero aún más por las circunstancias y el territorio que envuelven a esta fantástica isla de pasado fascinante.
Cada vez más enganchado a tu blog porque si que es un blog de viajes para descubrir nuevos mundos.
Se agradece que lo digas, Kaizen editores