¿Por qué Irán? SHIRAZ, LA CIUDAD DEL AMOR
Nelo | August 31, 2014Shiraz, la ciudad de los amantes, y yo, solo, en pleno onanismo viajero, había pensado en saltarme este “nido de amor”, pero como Bandar Abbas -mi siguiente destino- está muy lejos, y ya estoy cansado de supra-palizas en autobús, decido hacer escala en Shiraz y darme la oportunidad de que me guste.
No me arrepentiré. Shiraz me encantará y pasaré allí unos días.
Solo, sí, ¿qué pasa?
El autobús avanza saliendo de Isfahan por un laberinto de autopistas en varios niveles.
Se puede vislumbrar como es la vida de la gente que vive en los altos edificios porque la autopista pasa al mismo nivel que muchas de sus ventanas.
Es curioso como Irán intenta diluir la monstruosidad de las grandes obras. Ponen luces de neon en la parte inferior de las calzadas elevadas como decoración, también pintan todos los grandes muros y fachadas sin ventanas con diversos motivos murales, a modo de grandes grafittis estatales. En cambio no hay ni una sola pintada ni grafitis de la manera que los conocemos en las ciudades occidentales.
El autobús avanza y yo necesito parar de hablar.
Llevo varias días dándole a la lengua. Me gustaría, al menos, poder hacer este trayecto diurno de varias horas en recogimiento y paz. Pero nada más subir al autobús, un iraní, de los muchos afincados en Australia pero de vacaciones en su tierra natal me reconoce como extranjero y se dispone a conversar conmigo. No quiero ser descortés pero me gustaría estar un rato tranquilo. Lo consigo parcialmente, debo para ello hacerme incluso el dormido.
Salgo de Isfahan a las 8 de la mañana. A primera hora de la tarde estoy en Shiraz. Hay una parada de taxis dentro de la estación. Digo el nombre de mi hotel en el centro y me dan un precio de 60000 riales. Me parece demasiado, salgo del recinto de la estación y en la calle otro me cobra al mismo destino 20000 riales.
Moraleja, en Irán no tomar taxis de las paradas oficiales sino de la calle.
El hotel Dalia cobra por una habitación individual unos 5 euros al cambio. Parece que lo sepan, cuanto más se aleja uno de Teherán, más baratos son.
Por la tarde visito la mezquita de Nasïr al-Mulk. Una de las más bonitas que he visto jamás.
La representación lumínica de espíritu humano.- Comentó alguien que las vio en mi fb.
Irán, tiene muchas caras, tantas, como cualquier otro país. Y gran parte de sus gentes, son tan modernas y progresistas como en cualquier otra parte.
La diferencia de Irán respecto a otros países es que está siendo sistemáticamente atacado por unos medios de comunicación manipulados por los gobiernos de casi todo el planeta que lo pintan como retrógrado y fanático.
Y si tiene algo de esto no es tampoco más que en cualquier otra parte.
Es muy fácil la manipulación en ambos sentidos, tanto para vender algo bueno, como para demonizarlo. Sólo hace falta no ser parcial, no tener escrúpulos y llevarlo hacia uno donde quiere:
Si quiero santificarlo pongo fotos como las de arriba o esta otra.
Le añado unos cuantos adjetivos generosos y unas cuantas expresiones bonitas y lo glorifico, o al menos, lo intento.
Pero, ¡ay! Si soy un periodista y quiero que todos huyamos de él, y lo creamos nocivo para nosotros meto sólo imágenes como estas otras, ya vais a ver:
Acompañadas de palabras negativas y si es posible bien asociadas y atadas.
No fallan, es infalible. Saben donde nos hace daño. Duelen, ¿verdad?
Irán, es ambas cosas y todas las de en medio.
Irán es todo, como cualquier otra parte.
Con una particularidad, sus gentes, al saberse condenadas por unas leyes interiores injustas y por una opinión pública externa a la que sólo se le muestra sus aspectos más radicales y exóticos, se desviven por ofrecer una buen viaje al extranjero.
En esto de la hospitalidad, Irán tampoco es único, pero si que es el que más.
En fin, volvamos a esas calles heladas de Shiraz, ya de noche, que es donde me gusta estar.
Después de cenar hace mucho frío por lo que me meto en un cine. Su precio no llega ni a medio euro. Veo una película ambientada en Teherán. Es una historia de carteristas. Me parece buenísima. No dejaré de ir al cine ningún día de los pocos que paso en Shiraz.
Shiraz no sé en que sentido la llaman “la ciudad de los amantes” cuando se le debería llamar la ciudad de las compras. Sus grandes y numerosos bazares están casi a cualquier hora a tope de gente.
En una tienda de una principal avenida con un animado mercado nocturno decido comprarme unos vaqueros, intento regatear pero el chico me enseña una libreta con todas sus ventas hechas a unos precios como los que marcan las etiquetas. Le creo y más tarde comprobaré que era verdad, en cualquier otra parte de Irán encontraré los mismos pantalones a un precio mínimo del doble del que aquí me cobran.
Paseo por el mercado nocturno, intento comprar agua pero un chiquillo de un kiosco me dice que no hay. Yo sé que sí que hay. No me había entendido, me la vende.
Más tarde camino muerto de frío hacia el hotel.
En la oscuridad de la noche, y en el desamparo de las irregulares aceras a esta hora desiertas de gente hay ratas campando a sus anchas.
Me sumerjo en mi habitación de hotel cutre. Me invade la nostalgia.
Hoy es Nochebuena.
El hotel Dalia es tan feo por dentro como por fuera.
Pero es tan barato que no sé le pude pedir mucho más.
Lo peor del hotel no es la fealdad o su mugre sino que pertenece a la extensa categoría de hoteles con portazos.
Todos conoceréis alguno, se reparten por todo el mundo. Son hoteles donde hay una o varias personas dedicadas a dar grandes portazos desde muy temprano, en plena madrugada, hasta una hora en la que ya es imposible volver a conciliar el sueño.
El porqué una persona necesita salir de su habitación unas 25 veces en una hora pegando bien fuerte a la hora de cerrar la puerta es uno de los grandes enigmas del desvelado a sustos, a portazos.
El desvelado se llega a preguntar hasta qué tipo de violencia podría ser efectiva para acabar con su pesadilla, y predispone al pesimismo y al cansancio, teniendo que tomar grandes cantides de té o café para poder pasar medianamente bien el resto del día.
Huir de hoteles portazo es una prioridad casi absoluta, el “be water my friend” un ejercicio inútil, y luchar contra ellos una empresa quijotesca. Los molinos no son gigantes y están hechos de irreductible hormigón armado. Don Quijote acabará magullado, derrotado, con el casco abollado y estrellitas amarillas alrededor de su cabeza.