UCRANIA, ODESA. AGÁRRALO COMO PUEDAS
Nelo | August 23, 2019Estamos en Odesa, en un mirador, llamadme enfermo, pero me gustan los paisajes industriales, sobre todo si tienen grúas. Me vuelven loco las grúas, no hay ninguna razón para ello y no lo sé explicar mejor.
Hay un tipo en una bicicleta vestido de negro, cabeza rapada, fibrado, tendrá cuarentaytantos años y lleva un altavoz con música. Guitarras distorsionadas, ritmos rápidos, suena bien.
La de los ojos marrones se le encara:
-¿Quiénes son? Suena bien.
-Es música de los ochenta- Le contesta el tipo.
-Claro, por eso suena bien. ¿Son ucranianos?
-No, rusos.
Puerto de Odesa desde la explanada del fuego eterno.
El tipo es marinero, originario de Odesa. Como todos los marineros que he conocido me cita de seguidilla los puertos principales de España.
Está contento porque Ucrania tiene un nuevo presidente. Ayer mismo, mientras entrábamos al país desde Trasnistria, tomó posesión del cargo. Y no es un presidente cualquiera.
Volodimir Zelensky es un cómico y actor que debido al profundo hastío de la población ucraniana hacia la clase política, ha arrasado en las elecciones.
El nuevo presidente de Ucrania. Nacido en un gran bloque, de barrio, y amante de las redes sociales. Dicen que de asesores tiene a los amigos de la infancia.
Pero la cosa no acaba ahí. Resulta que se hizo muy famoso por el papel en una serie de ficción, donde él mismo interpretaba a un profesor que tras un discurso estremecedor en contra de la corrupción, consigue llegar a ser presidente del país.
Lo que ocurrió primero en la ficción fue exactamente lo que pasó después en la realidad.
Y ahora Ucrania se encuentra justo en ese momento en el que lo nuevo y desconocido provoca cierta ilusión.
Yo cierro la boca porque soy pesimista (ya sabéis, un realista bien informado) y no quiero aguarle la fiesta.
Otro ejemplo de transmutación cine-realidad es la estatua de Lenin que acabó convertido en Darth Vaider. Ocurrió en Odesa, si bien no he podido encontrar dicha estatua.
El artista que la hizo, Alexander Milov, tuvo la brillante idea deponer wifi dentro del casco, ¿para una mayor aceptación?
A mí me parece que está muy bien conseguida, y un ejercicio de humor y de crítica contundente.
Interpretable de dos maneras bien distintas;
-Si eres proeuropeo puedes pensar que Darth Vaider y Lenin son equivalentes y representan las fuerzas del mal, el lado oscuro.
-Si eres proruso puedes pensar que después de Lenin, el nuevo poder representado en Darth Vaider, es decir todo lo que vino a continuación, pertenece al lado oscuro, dejando el esplendor para las épocas soviéticas.
Fuente imagen The LolEreaga
Decía que ayer dejamos atrás Transnistria, país que hemos recorrido de norte a sur.
Por delante una nueva frontera. No es nuestra primera vez en Ucrania, pero como si lo fuera, hace unos pocos años estuvimos un día de visita en el país desde Rumania, cruzamos andando, y andando estuvimos todo ese día hasta que al anochecer volvimos a cruzarla. Si quieres saber más puedes pinchar en: Un día en Ucrania, tú eres un guarro.
Esta vez llegamos en autobús. Sobre Odesa no sabíamos apenas nada. Que estaba situada a orillas del Mar Negro, y poco más. Ni la ruta hasta allí, ni sus anodinas afueras, me habían preparado para su centro. Situado junto al puerto, corazón marítimo pues para una ciudad de marineros por excelencia.
El centro de Odesa me ha sorprendido, dejándome con la boca abierta, me parece monumental, bello y con un profundo sabor señorial, incluso aristocrático. Puede que sea por llevar mis expectativas arrastrándose por el suelo, puede que por el contraste entre el centro de la ciudad y muchos otros barrios.
Con sus edificios antiguos llenos de ornamentaciones, con entradas a patios interiores para caballerías, me parece una ciudad romanticona sin remedio, con todas sus armas desplegadas en pos de una belleza dieciochesca, para mí exótica, y muy lejana de la soviética ciudad industrial y depravada que imaginaba. Que también existe, pero no en estas calles.
Y está viva, el ambiente se adentra en la noche, toda una novedad si se viene como nosotros de ciudades vecinas como Chisiniau y Tiráspol, donde a partir de las ocho de la tarde parece que haya caído una bomba de neutrones.
Restaurantes, pubs, clubs nocturnos herencia de épocas más marineras, óperas, teatros, espectáculos, galerías de arte, jóvenes fumando shisha, y una calle peatonal ancha llena de las típicas chorradas para turistas, que nos sirve también para darnos cuenta que excepto esta calle, todo cuenta con una marcada personalidad propia, con parques verdes y sombreados, cruzados por tranquilas multitudes, en especial y desconozco el porqué, de padres solitarios con carritos de bebé y grupos de chicas risueñas, tan elegantes como la arquitectura que las rodea.
Odesa sigue produciendo nuevos marinos.
La ciudad está asentada en la costa elevada junto al Mar Negro. En primera línea, a la misma altura del agua se encuentra el puerto, los astilleros, y una zona industrial, Tras ella, un alargado y estrecho cinturón verde en las inclinadas laderas, como queriendo separar la zona industrial de la ciudad, lo cual consigue, y ya arriba, la ciudad, con todo lo anteriormente descrito y su millón de habitantes.
Ese cinturón verde se extiende por la costa paralelo al mar por kilómetros y es utilizado por los odesitas como pulmón de su ciudad; hacen deporte, patinan, corren, van en bici o pasean.
En el centro de todo el puerto, con el destacado Hotel Odessa, cerrado por motivos que desconozco, y su monumento a la mujer de los marineros, y sus vistas panorámicas del mar y las gabarras que llevan a los turistas. Aquí se llega bajando las fascinantes escaleras Potemkin, hoy símbolo indiscutible de la ciudad.
Monumento a la mujer que espera a los marineros.
Mujeres que también esperan a los marineros. Una de ellas, ¿tiene frío?
Las escaleras Potemkin conectan las tres diferenciadas partes. Suben desde el puerto atravesando las zonas ajardinadas y llegando hasta la Estatua del Duque de Richelieu, que fue el alcalde de la ciudad durante diez años, de 1804 a 1814, y al cual se le atribuye haberle dado la grandeza a Odesa que hoy en día podemos ver.
No cuesta mucho imaginarse cuántos marineros habrán subido por estas escaleras, hoy recorridas sobretodo por un turismo no muy numeroso y bastante local, para perderse por las hermosas calles adoquinadas de la ciudad, después de largos y penosos meses, o incluso años de embarque.
La escalera de Odesa tiene un curioso efecto óptico, si la miras desde arriba sólo se ven los descansillos y no los escalones. Justo lo contrario de si se mira desde abajo, se ven los escalones pero no los descansillos.
Muy conocida entre los cinéfilos debido a la película que le da nombre, “El acorazado Potemkin” es todo un clásico, una película dramática y muda de 1925 dirigida por el cineasta soviético Seguéi Eisenstein.
Su más famosa escena ocurre en estas mismas escaleras, las cuales son fielmente retratadas, y se le conoce como la escena de la escalera de Odesa y en ella un carrito de bebé cae sin control por ellas.
Estas secuencias fueron revolucionarias y la película cambió el mundo del cine para siempre, no solo por su contundente y dramático realismo, sino porque fue el primero en meter más de 1100 planos en una película de 80 minutos con una muy particular teoría de montaje a base de yuxtaponer secuencias para crear conflictos ópticos.
Nuestros ojos ya están acostumbrados a ese tipo de cine que Eisenstein creó, pero para la gente de aquella época resultó tan impactante que es difícil imaginarlo.
Muchos grandes han rendido homenaje en sus películas a las secuencias de la Escalera de Odesa, tanto en tributo como en parodia: Hitchcock, Coppola, Woody Allen, Brian de Palma, Peter Segall, Live Scheiber, Ratliff, y hasta en los Simpsom.
Siendo mi preferida la interpretada por Leslie Nielsen, en Agárralo como puedas 33 y 1/2, que parodia a Los Intocables que a su vez homenajea a la original, El Acorazado Potemkin.
Lo siento por los puristas más serios y formales, pero me encanta.
La de los ojos marrones, ajena a todas estas diatribas, se dedica a hacer la mona en plenas escaleras.
-¡Me encantan las escaleras Pokemon!- Dice.
Yo la animo y hago de fotógrafo:
-Muy bien cari, tú en tu línea.