SUR DE CHINA, ¿LIKE A ROLLING STONE?
Nelo | July 1, 2018Estamos en Yangshuo, sur de China, llevamos todo el día decidiendo si irnos o quedarnos. Bueno, más bien no decidiéndolo.
Por un lado, ¿por qué no quedarse cuando ya se encontró lo que se buscaba? Un lugar más que interesante y lo suficientemente emocionante, un filón del que nutrirse, como una mariposa que extiende su espiritrompa hacia el néctar y chupa, un sitio de aprendizaje continuo, una ráfaga de sorpresas, y sobretodo, ese lugar donde dijiste: Llegué.
Río Li, Yangshuo, China
Por el otro, ¿pagar una visa y un viaje hasta China y quedarse en un mismo lugar? Quien dice China, dice otro sitio, póngase pues el topónimo que se deseé. ¿Dejar de moverse? ¿Dejamos de repartir cartas y dar nuevas y sorprendentes oportunidades al viaje? ¿Qué ritmo imponer?
Últimamente se puso de moda el slow-travel, visitar veinte lugares en veinte días ya no es lo ideal, pero pocos tienen la suerte de poder radicalizarlo hasta el extremo.
Zambullámonos en la ortodoxia: ¿siguiendo la idea del slow-travel no deberíamos llegar al menor movimiento posible?
¿Qué tal un lugar por estación? Parece lo más natural, algunas especies de animales lo hacen. El invierno en Yangshuo, primavera en los Cárpatos, un verano en Cachemira y así.
Como un koala trepando por un eucalipto, consciencia total a la menor velocidad posible. ¿No sería la consecuencia lógica de esto llegar al stop-travel? ¿Al no-travel total?
¿Conocer un sitio mejor o tres medio bien? ¿Quedarse en un lugar y que éste viaje por nosotros o ser nosotros los que viajemos por los lugares?
-¿Y tú que viste en tus veinte días en China?
-¿Yo? Yangshuo y alrededores.
-No es mucho…
-Qué va tío, flipas. Es como un sueño.
Ciudades que se abren con el tiempo.
Si un año puede no bastarnos para conocer un lugar, ¿cómo nos van a bastar veinte días?
Cada dos días alargamos nuestra estancia un par de días más. ¿Hay algo que nos detiene y a lo que deberíamos hacer caso? Las dudas le hacen a uno esotérico. ¿Estará alineado Marte con Urano teniendo en cuenta que tú eres libra y yo sagitario?
Al quedarse parado la visión tubo de cuando llegas se va abriendo, abarcando más y más campo de visión, dándote cuenta de detalles importantes, conociendo al fin y al cabo.
¿Habremos encontrado la fórmula magistral de sentirnos bien en un mismo lugar? No es para tanto ya que si viajamos y viajamos, también nos sentimos bien por los lugares que pasamos.
Entonces, ¿nos quedamos o nos vamos? ¿rolling stone o muro de adobe? ¿Raíces efímeras y superficiales o bola de ramas secas de esas que ruedan por el desierto empujadas por el viento?
Elijase un lugar cualquiera en el mapa de China, y quien dice China dice otro sitio, y a continuación mirar lo que hay en las provincias limítrofes. No es fácil quedarse parado. ¿Cómo no ver “esto”?
Fenghuang, hacia allí iremos.
Y así estamos, sin tomar una decisión, encontrando cada día un montón de sitios y situaciones nuevas aquí mismo, un crisol de matices, un calidoscopio de sensaciones y experiencias, incluso en un sitio tan turístico como este. Porque ya ni tan siquiera se trata de eso, sino de actitud y de elegir la calle paralela, la carretera de al lado, de perderse un poco tan solo.
¿Cómo saber lo que te dicta el corazón cuando este es un metrónomo que mantiene los pulsos iguales hacia dos lados opuestos? ¿Cómo saber que lo siguiente no es aún mejor?
Fenghuang de noche
Normalmente pensamos que lo es, por eso viajamos. Sin seguir esa regla de tres jamás hubiésemos llegado hasta aquí. Nunca hubiéramos viajado para poder quedarnos ahora parados. ¿Es la paradoja del viajar, su contrasentido?
El viaje, el mero desplazamiento, ha de sugerir esperanza. La depresión es el sofá y unos ojos indiferentes y helados. Creo que los viajeros son en esencia unos optimistas, pues en caso contrario no irían a ningún sitio.
Paul Theroux
A veces todos sabemos bien cuando se nos termina un lugar, cuando solo resta embutir todo en la bolsa, cargársela al hombro y largarse, pero ¿y si esto no ocurre? ¿quedamos anclados a él mientras tanto?
Me gustaría un día que corrieran noticias mías del tipo:
-No sé donde está, llevo años sin verlo, la última vez escuché a alguien que dijo que había sido visto remontando el curso del Río Amur, en el Lejano Oriente Ruso, estaba obsesionado con Siberia. Se le ponían ojos de loco si pronunciabas esa palabra cerca de él.
O mejor aún:
-¿El tipo del blog Viaja o Revienta? Lleva años sin escribir, hay quién dice que se marchó a una cueva en el desierto y que ahora solo pinta las paredes de roca. Dicen que hay quien lo visita pero a otros los recibe a pedradas, nunca estuvo muy bien de lo suyo ese tipo. No le gustaba ni el fútbol, con eso te lo digo todo.
O tal vez:
-Ah sí, el de Viaja o Revienta, vendió su Clio de más de veinte años, se compró un billete para la India y creo que anda en calzoncillos por allá, fumándose el xillum más grande que tus ojos hayan visto; parece una chimenea, el cabrón.
O quizá, que una tarde verano, viendo el último mundial, alguien dijera:
-Ah sí, el tipo feo aquél, se rumorea que un día llegó a una isla del Pacífico Sur, y encontró una tribu sin hombres, lo tomaron de semental y se dedicó a repoblar todos los atolones circundantes. Por supuesto, no volvió jamás. Si te fijas, todos los niños de las islas Vanululú tienen un poco cara de capullo, es su herencia. Eso y la nariz grande.
Pero de momento nada de eso ocurre y me limito a escribir chorradas a las tantas de la madrugada desde la habitación en penumbra de un hotel barato en el Sur de China. La de los ojos marrones duerme.
No está mal, ¿verdad? China, su nuca blanca…porque me siento en la cresta de la ola, pero sé que a la vuelta, seré estampado sin piedad contra la arena de la playa tragando agua y con cara de zarigüeya.
Y volveré al trabajo y me atraparán los despertadores y las reuniones escolares.
-Hay que ir al mercadona, cari.
Y aceleraré camino de ningún lugar para no llegar tarde. E insultaré a los semáforos en rojo.
-¡Puto semáforo de mierda!
Como alguien atado a una noria de agua, dando vueltas, pudiendo respirar sólo a intervalos, lo suficiente para sobrevivir.
Toma aire otra vez y aguanta.
Versa el dicho que de lo que no hiciste, es de lo que te arrepentirás.
Pero, ¿qué es lo que no hiciste? ¿Irte o quedarte?
Y así seguimos.
Unas braguitas cuelgan de la manivela de la ventana, afuera la niebla difumina la silueta de un mar de montañas puntiagudas. Nadie me lo puede negar ¿Acaso no es esto el paraíso?
-Ah sí, el tipo ese que escribe chorradas, creo que se quedó en el sur de China, no tenía papel y se limpió el trasero con los billetes de vuelta.
Un día, ¡ay!, un día…
un día color de melocotón
cuando todos seamos libres
cuando las piedras se puedan comer
y ya nadie sea más que nadie
El último de la fila