CHINA, LAS MONTAÑAS KÁRSTICAS DE YANGSHUO
Nelo | December 22, 2018-¿Con qué se pueden comparar las montañas de Yangshuo? –La pregunta flota sobre los asientos del autobús que nos aleja de ellas en dirección Guilin, donde tomaremos otro hacia Fenghuang, dejando el sur de China y adentrándonos en sus intestinos centrales.
Llueve suavemente y las montañas parecen gigantes dormidos bajo la niebla.
-No lo sé.- A veces la de los ojos marrones es escueta en sus explicaciones. Otras habla y habla sin parar. No sé de que depende, desde luego no es algo geográfico, ni de latitud, ni de longitud. Tal vez sea la nutrición, tal vez su signo zodiacal. La climatología tampoco tiene nada que ver en su verborrea.
Miro las montañas, la explicación científica al porqué son así es más fácil aunque nos cueste comprenderla en su totalidad, nuestras mentes no están programadas para los tiempos geológicos, son demasiado enormes. No soportaríamos nuestra levedad, darnos cuenta que solo somos el último granito de los billones que caen de un infinito reloj de arena, que no tenemos más importancia que una hoja de parra seca barrida por el viento.
Como bien dicen los hindúes desde hace miles de años, nuestra consciencia es una ilusión basada en una irrealidad en alpargatas, de andar por casa, para apañarnos. Se nos escapa igual que no notamos el movimiento de rotación del planeta, su desplazamiento en el espacio o incluso su redondez. Y casi mejor pues sentir que vamos lanzados por el espacio a 107.208 km/h sería un estrés, ahí agarrados a cualquier cosa y con el flequillo agitándose de lo lindo.
Para abreviar en un solo párrafo un proceso de millones de años, lo de las montañas kársticas trata de erosión y disolución de elementos, unos más blandos que otros, y así queda el paisaje; algo parecido a si orinásemos una y otra vez sobre una tarta de nata con galletas y pepitas duras de chocolate colocada sobre el piso de una camioneta lanzada a toda velocidad por una carretera bacheada.
Lo curioso es que semejante desastre nos resulte un paisaje embriagador hasta la médula.
Otros acaban antes que yo y las describen como las montañas de Son Goku. Yo debo ser más viejo que todos estos porque no se quién carajo es Son Goku. Yo soy de Mazinger Z, y me obsesionaba con los pechos voladores de Afrodita A, los cuales aún me persiguen en ocasiones y con los que sí encuentro cierta semejanza con algunas de estas montañas.
-Cariño, ¿tú sabes quién es Son Goku?- La de los ojos marrones está leyendo el mismo libro por tercera vez consecutiva, Territorio Comanche; me gusta porque pesa poco y dice cosas como “Ya voy estando mayor para esto, se dijo. Es mejor ser joven, creer en buenos y malos, tener sólidas piernas, sentirse protagonista implicado y no simple testigo. A partir de los cuarenta, en este oficio te vuelves condenadamente viejo.”
Le hago la pregunta en tiempo real, mientras tomo estas notas, vamos a ver qué nos contesta:
-Hombre claro que sé quien es Son Goku, ¿por qué? Es un extraterrestre que llegó en una nave espacial y encontró un abuelo y se crió con él- Pues menuda chapa, una especie de Heidi sideral, pienso.
A continuación me dice no sé qué sobre un tal Fuet Tortuga y que era humano y tenía una cola de mono y se volvía loco con la luna y entonces le cortaban la cola. Y era muy viajero pero en positivo.
No como tú, parece que vaya a decir, pero no lo hace.
Y yo, visto lo visto, me alegro de no ser de esa generación.
-El Fullet Tortuga… –Continúa, pero la interrumpo, no puedo resistir indagar sobre este nombre.
-¿Cómo que “Fullet”?
-Sí, es que Son Goku tiene que ser en catalán, en castellano no vale nada.- Lo que faltaba.
-Ah vale, sigue por favor.
-El Fullet Tortuga era un pervertido que quería tocar las tetas a las chicas y ver pelis porno.
Como tú otra vez, parece que esté a punto de decir, pero tampoco lo hace.
-¿Es una indirecta cari?
Miro las suyas, redonditas y mediterráneas, y después el panorama chino afuera la ventanilla mojada del autobús.
Por supuesto que pongo una foto del autobús, y no de las tetas, que quedan fuera de plano, que esto es un blog de viajes…
Si quieres leer nuestras aventuras de China en moto pincha aquí y aquí.
La autopista gris brillante embadurnada de lluvia parece estar hecha esperando el futuro, para el día que hayan coches que completen su amplitud. Seguro que ya hay gigantescas fábricas donde los están fabricando, y naciendo miles y miles de bebés de ojos rasgados que serán sus usuarios, nuevos esclavos que los conducirán por esas autopistas camino a trabajar en nuevas factorías que producirán más esclavos. La libertad tendrá forma de coche nuevo y será, una vez más, mentira.
Perdida la esperanza, perdida la ilusión
los problemas continúan, sin hallarse solución
Nuestras vidas se consumen, el cerebro se destruye
nuestros cuerpos caen rendidos, como una maldiciónEskorbuto
Dicen de Yangshuo que cuando fue descubierta por los mochileros empezó su transformación de aldea a ciudad, pero puedo asegurar, que al menos en enero, no da la impresión de estar en una ciudad turística más allá de una calle peatonal con todo tipo de estupideces a la venta, y una profusión de hoteles más o menos intensa por toda la población.
De momento estas autopistas, tan desiertas, tan grises, tan interminables, parecen desacatos de sueños magnicidas, unas gigantescas obras sin inaugurar.
Mientras, la acuarela más allá sigue siendo magnífica, natural y casi salvaje, la antítesis de una puta autopista.
El Rio Li también serpentea por el paisaje pero lo hace con infinita paciencia y mucha más gracia que la autovía. Las montañas parecen la mandíbula inferior de un cocodrilo con las fauces abiertas. Cuando se superponen unas a otras parece también una mandíbula pero de tiburón.
Parecen pilares de un mundo de colosos cuyo techo se derrumbó aplastándolos y postrándolos, hasta que llegamos nosotros los humanos y colonizamos las sobras, igual que un día las cucarachas nos sucederán, y así. Hasta que ya no queden más que pegotes informes de bacterias. Y reagrupándose, vuelta a empezar. De nuevo.
Los chinos también dejan volar su imaginación a la hora de describir estas montañas. Que si una previsible “Cabeza del Dragón”, que si una cursilada tipo “Agujero de la Luna”, que si una no muy trabajada “Colina de la Jaula del Pollo”.
Pero a ellos, como a mí, tampoco hay que hacerles mucho caso. ¿Cómo tomarse en serio a quienes son capaces de inventarse un plato de huevos hervidos en orín de chicos vírgenes?