¿VIAJAR A CHINA POR LIBRE ES FÁCIL?
Nelo | January 10, 2019El panorama escrito en algunos blogs de viajes por China es, en ocasiones, desalentador. No todos, ni mucho menos, pero sí es habitual pintar al país como un lugar complicado, de casi imposible entendimiento, de trato bronco y ambiente desangelado, con un pueblo chino de carácter si no difícil, al menos frío e inerte.
Nada de todo esto me parece cierto. No hemos visto nada de eso, o no sé en que China he estado.
Los chinos, por regla general no solo son amables y comunicativos, sino que además lo son mucho.
Saben estar, no agobiarte, son educados y empáticos. Cualquiera puede ofrecerte su ayuda sin haberla pedido.
Los detalles a veces son más sutiles aún, una sonrisa, un hello! usando todo el inglés que saben, un gesto de complicidad, o una mano anónima que te agarra del brazo para que no caigas resbalando en el hielo.
VISADO PARA CHINA RÁPIDO Y BARATO = HONG KONG
En cambio, sacarse el visado de China en el país de origen sí suele ser un trámite largo, complicado y muy caro. ¿Cual es la solución? Entrar por Hong Kong y sacarlo allí.
Cuesta 50 euros por persona a través de una agencia y tarda tres días laborables en obtenerse. De papeleo poco más que unas fotos. Es fácil, puedes aprovechar esos días para ver la impresionante Hong Kong, y es relativamente barato.
Dos visados de China en Hong Kong por menos del precio de uno en España.
Si lo que necesitas es alojamiento barato en Hong Kong pincha en este otro artículo.
NUESTRO CULO BLANCO Y CHINA.
Pazzo es un joven originario de Guiyang, capital de más de cuatro millones de habitantes de la provincia de Guizhou, que regresa a casa de sus padres tras haberse graduado como abogado en Shangai. Lo conocemos tomando el tren bala en su ciudad natal para recorrer en una hora hasta el pueblo donde lo espera su familia.
Está contento y tiene ganas de verlos, tanto, como de hablar con extranjeros. Nos llevará desde la puerta de la estación hasta nuestro asiento y preguntará si puede cambiar el suyo para sentarse junto a nosotros.
Pasaremos una hora hablando de todo y de nada, es joven e idealista, como debe ser para su edad. Pazzo es su nombre occidental, en chino es otro y se sorprende cuando nos pregunta nuestro nombre chino y le decimos que no tenemos.
Se apeará en una, para nosotros, anónima ciudad de nombre impronunciable, literalmente congelada y atrapada por una gran helada que ya dura unos días en todo el centro-sur de China.
Al igual que Pazzo hay muchos otros que nos hemos ido encontrando por el camino. Los que no logran entendernos buscarán a otros que sí puedan, o usarán sus teléfonos con sus traductores.
De todas formas moverse por China no es complicado. No importa lo que te hayan contado, es fácil, al menos tan fácil como cualquier otro país del mundo con el que no tengamos un idioma en común.
Es cierto que, en muchos paneles informativos de las estaciones de tren está todo en chino, pero basta con ver el número de tren para saber cual es el nuestro, desde que andén sale, a que hora y cuales son nuestros asientos. También se funciona a base de cartelitos, en el último destino te pueden escribir el nombre de los siguientes, te lo pegas en la frente y a funcionar.
Es probable que al principio de un viaje por China exista cierta inquietud o se ande algo perdido, pero en dos o tres días habremos encontrado pequeños trucos para movernos por el país.
Lo que pasa es que los sambenitos se cuelgan del cuello de los países como los grilletes de un esclavo y ahí se quedan. Como el apodo de la familia en un pueblo que va pasando de generación en generación.
China tiene fama de difícil, pero nosotros no hemos tenido más dificultades que un par de veces que nos costó encontrar nuestro alojamiento, aunque eso no sólo nos pasa en la China Popular, sino también en Polonia o en cualquier otra parte, debido más que nada a mi alergia a los taxis.
Los de Cantón me parecen tiburones. Cuando puedo los esquivo.
Centrándonos en los viajes por tren en China, es cierto que las ciudades siempre son tan grandes que tienen varias estaciones normalmente coincidiendo con los puntos cardinales, y que la mayoría de trayectos cuentan con transbordo a otra estación diferente. Pero el metro nos lleva de unas a otras, y cuando no hay, los taxis (alguna vez tomamos alguno) son baratos y negociables.
Para contar y negociar es divertido aprender el sistema de números hechos con las manos, o en su defecto siempre se puede tirar de la calculadora del teléfono o del papel y boli de toda la vida.
El precio del trayecto se sabe preguntando antes a personas que no tengan interés alguno en tus movimientos, como en cualquier otra parte del mundo.
Hay leyes no escritas de gran ayuda y que son las mismas que en muchos otros países y que en China funcionan igual. Por ejemplo tomar sólo taxis cuando ya hayamos abandonado la estación, etc. etc. en fin, lo que te cuentan en todas partes…
CUANDO PARECE QUE NO HAY SOLUCIÓN
Y si uno llega a un punto muerto en la situación que sea y no sabe qué hacer o para donde tirar, tan solo hay que esperar, sin hacer nada, sin desesperarse, y siempre, en todas y cada una de las ocasiones, pasará algo.
Puede tardar más o puede que menos, pero algo va a suceder que nos saque del embrollo de la manera más digna posible por muy negro que esté el panorama.
Me sabe mal reconocer esto porque me gusta recrearme en el dramatismo, pero sé que si uno espera lo suficiente, cualquier nudo se desata solo.
El optimismo forma parte de nuestras mochilas por necesidad, por experiencia, y porque no queda más remedio.
METERSE EN LÍOS EN CHINA
No hablo de problemas vitales pero sí de embrollos más o menos importantes, como quedarse tirado con una moto alquilada a las tantas de la noche en una oscura autopista a demasiados kilómetros de la siguiente ciudad, no encontrar el hotel elegido, darse cuenta que uno se metió en una ratonera de la que es imposible salir porque todo está cortado y cerrado por el hielo, o ver que tu tren no aparece en la pantalla ni pasada su hora de partida, y que además perderás también el siguiente enlace.
No pasa nada, todo se soluciona, y lo que es más bonito de todo, no lo hace a base de dinero, sino en forma de pequeños milagros, normalmente de ojos rasgados, con los que el destino siempre obsequia.
Te quedas tirado, te buscas la vida. En China es fácil.
Tan sólo esperar un poco más. Resistencia pasiva. Cara de hielo. Hiberna tu impaciencia. ¿Ommm en chino se dice Ommm?
Ya va a aparecer el chino que te sacará del apuro dejándote incluso mejor de lo que estabas antes. Ocurrirá siempre y sin duda. Aunque debas empujar la moto diez kilómetros en mitad de la noche y los camiones pasen rozándote como obuses.
Todo se arregla y más en China. Y eso es lo que más me sorprende, porque el país tiene fama de lo contrario.
China también es cómoda, escribo estás líneas a 291 km/h, y no se me despeina ni la ortografía.
Nada que ver con lo que contaba Paul Theroux en su magnífico libro de viajes en tren por China escrito en los 80 “En el gallo de hierro”.
Los hoteles son baratos y las habitaciones enormes sobre todo si se viene de los comprimidos espacios de Hong Kong o Japón.
Si se viaja sin reservar podemos encontrar habitaciones cutre-básicas enfrente de cada estación de tren a un precio que ronda los 10 o 12 euros la doble.
MÁS ALLÁ DEL ROLLITO DE PRIMAVERA.
La comida, cuando controles un poco –date una semana- está muy rica y es económica, los palillos solo suponen un engorro al principio.
Está claro que hay diez mil China, no es la misma la China de un dueño de un pequeño restaurante de Yangshuo originario de Xi´an, que la de un recién graduado en derecho de Shangai, que la del comisionista vendedor de relojes en Hong Kong nacido en el Punjab.
Y con los lugares también distingo, en un sitio como Hong Kong en tres días no espero hacer amigos, mirad:
Fascinante y monstruosa.
Pero en un pueblito perdido entre Yangshuo y Guilin, ¿por qué no?:
Escribir sobre China siempre será algo parcial y partidario, es vender el alma al diablo porque todos tendremos razón y estaremos equivocados. Es tan grande que caben todas la verdades y mentiras.
Tan inmensa y poblada que se escapa a nuestra percepción al igual que se nos escapan la eternidad o el infinito, nosotros que tan solo somos ignorantes pajarracos de paso que lo vemos todo rápido y desde una distancia considerable.
Desde nuestra efímera posición de viajeros no sentimos ningún choque cultural, y si lo hay, es en positivo.
Si no quiero el más mínimo choque cultural me voy al bar de la esquina donde ya me sé las conversaciones antes de que abran la boca, al igual que ya conocen la mía:
-Que sí, cansino, lárgate de viaje ya de una vez y déjanos en paz…
Choque cultural tal vez sí lo haya en cosas como la de comer perro o gato, topicazo sin remedio al hablar sobre este país, pero se dice que de lo negativo se aprende mucho ¿no? Al menos eso dicen los libros sobre autoayuda y los programas cazatalentos de la televisión.
CHINA ONLINE
Es cierto que no existe el whatssap, que no hay Google, ni Google maps. Pero a cambio tenemos el We Chat, Yahoo y Maps.me, y Booking funciona bien, y te dice donde están los hoteles y los que sólo admiten clientes chinos, aunque he leído que tiene los precios hinchados, y que sólo se utilice para llegar al hotel y entonces regatear.
Hay wifi por todas partes y en contra de lo que muchos dicen funciona perfectamente. Siempre hay una alternativa china a tus necesidades.
Es también cierto que no existe Facebook ni Twitter, pero de qué le sirven estos dos últimos al viajero excepto para dejar de mirar alrededor y dedicarse a su propio ombligo. En medio del viaje ayudar no ayudan nada, sirviendo solo para enseñar quién la tiene más larga o el trasero más lindo.
No mucho más, no pretendo convencerte de nada, pero si quieres seguir viajando por China conmigo puedes hacerlo pinchando aquí.
Descuélgate del estante
y si te quieres venir
tengo una plaza vacante
maneras de vivirRosendo Mercado