INDIA, EL CEMENTERIO ESCOCÉS DE CALCUTA
Nelo | April 30, 2018El último día en Calcuta, ya con las mochilas al hombro y a pocas horas de que partiera nuestro tren hacia Delhi, la ciudad nos regaló un último caramelito, un pequeño tesoro que descubro como si de un secreto se tratase, el cementerio escocés de Calcuta.
No es la primera vez que escribo sobre lo que otros denominan turismo negro. La verdad, no me importa como lo llamen, visitar cementerios y/o antiguas cárceles me gusta, no solamente por morbo, que lo tiene y del cual no me avergüenzo, sino porque me colocan en mi sitio, me centran en lo esencial, me dan un buen meneo y me ofrecen lo que yo creo que es una buena perspectiva de lo que es importante.
La mariposa no cuenta meses sino momentos, y tiene tiempo suficiente.
R.Tagore
El cementerio escocés de Calcuta es un lugar oculto entre casas anodinas y difícil de encontrar a menos que se busque expresamente, rodeado por calles que son como otras cualquiera, es posible caminar pegado al exterior de su contorno tapiado sin adivinar que al otro lado se encuentra un camposanto bucólico y verde.
Exteriores del cementerio, nada excepto la puerta de entrada nos hace adivinar lo que aquí se esconde.
Se recomienda su visita en invierno. Si se hace durante el verano o el monzón hay que ser cuidadoso con las serpientes.
Durante años olvidado y cubierto por la maleza desde la década de los 70, fue limpiado en 2008 y está ahora en parte cuidado y en parte es una gran extensión de restos desmoronados, ocasionales banianos y palmeras y una vegetación frondosa. Perros, cuervos, mosquitos, y un par de yonkis que saltan la tapia para ponerse ciegos que se van en cuanto nos ven.
Dicen que muchos lugareños no visitan el sitio porque da “sueños locos”.
Está cerca del Park Circus 7 Point Crossing y conviene no confundir con los otros cementerios cercanos, mucho más grandes y conocidos.
Decadente y hermoso hasta límites insospechados, es un oasis de tranquilidad dentro de la frenética ciudad. Una muestra del pasado, una cura de humildad, un contador de historias, una fuente en ebullición para la imaginación del visitante, que seguramente quedará corta y sosa frente a una realidad compleja, entrelazada y extendida en el tiempo.
Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche y día su canción sin fin.
R. Tagore
Al retirar la maleza e iniciar las investigaciones más de 3000 nombres de escoceses y de bengalís cristianos han aflorado al presente, algunos de ellos realmente notables. Fundado en 1820, hay tumbas desde esa época hasta 1965, según pude comprobar.
Muchas de las piedras utilizadas en el cementerio escocés fueron llevadas a la India como lastre de Escocia, a menudo de granito de Aberdeen. Los barcos regresaron con yute.
Recoge la historia de los escoceses en Calcuta en particular y de toda la India en general, al ser su capital hasta el año 1911. Como un libro a cielo abierto, fúnebre, para darle aún más carácter.
Sobre el cementerio en el momento que fue limpiado y rescatado del olvido, escribe el equipo encargado:
“A pesar de los esfuerzos del Superintendente, que vive con su familia en la puerta de entrada arqueada, el cementerio está abandonado y cubierto de una jungla de seis metros de alto infestada de serpientes. Los monumentos y piedras visibles están rotos y descompuestos. El cementerio, que es un espacio verde poco común en una zona densamente poblada de Kolkata, no tiene ningún propósito útil, ni para la ciudad, ni para la población local ni para los familiares de las personas que están enterradas allí. Se ha convertido en una gran carga para San Andrés y la iglesia en general, y un motivo de preocupación para las autoridades de la Ciudad y del Estado. Sin embargo, es un registro extraordinario de las vidas de generaciones de escoceses, una parte de la herencia de Escocia en el extranjero y seguramente un sitio para el cual los escoceses actuales deberían sentir alguna responsabilidad.”
Fuente: scottishcemeterykolkata.wordpress.com
El cuidador, Mr. Norman Hall, es un tipo amable, simpático y muy educado.
Es el encargado del cementerio y el único que lo cuida, nos deja a nuestras anchas durante mucho rato pese a no ser más que un par de turistas haciendo fotos. No hay que pagar ninguna entrada pero no recibe ninguna ayuda ni sueldo por parte de gobierno, así que si visitáis el lugar ya sabéis lo que tenéis que hacer.
Calcuta fue la única ciudad realmente colonial del subcontinente. Mientras en Delhi apenas vivían unas decenas de británicos, en Calcuta alcanzaba cifras incomparables. Muchos de ellos, como se puede ver en las tumbas, murieron muy jóvenes, sobretodo víctimas de fiebres y enfermedades tropicales que hasta épocas muy recientes eran incurables.
Cruzamos el infinito a cada paso; nos encontramos con la eternidad en cada segundo.
R. Tagore
Tantas ilusiones y esfuerzos, decidirte a marcharte lejos de tu lluviosa y fría tierra natal, hacer un viaje muy largo en barco, llegar a la India soñada, por fin haberlo conseguido, y que se te lleven unas fiebres con veintipocos años.
Otros en cambio pasaron toda o gran parte de su vida aquí. Es emocionante fotografiar unas tumbas y luego encontrar a sus moradores buceando en Internet.
Encuentro información sobre el reverendo John Cockburn Scrimgeour de Dundee, que era profesor de literatura inglesa y filosofía moral y vino a Calcuta en 1896. En un año y medio, pudo predicar en bengalí después de superar un examen de honores en el idioma.
Sobre él su hija escribe:
“Mi padre, el reverendo John Cockburn Scrimgeour, fue realmente un hombre maravilloso. Decidió cuando era joven ser misionero en la India, a principios de este siglo, donde pasé la mayor parte de mi infancia. La cantidad de bien que hizo en Calcuta fue invaluable. Era profesor de inglés y alemán, pero el bienestar de los nativos era el trabajo de su vida. Vivíamos en una hermosa casa, en los barrios marginales de Calcuta, proporcionada por The Scottish Churches Missions.
Él bajaría a los ghats ardientes. Allí, para su horror, descubrió esa terrible costumbre de Suttee, lo que significa que la viuda del difunto se arroja sobre la pira funeraria de su marido.
Fue a visitar a lord Cruzon, el virrey en ese momento, y durante la cena le contó sobre esta espantosa costumbre. Inmediatamente Lord Curzon fue con mi padre a ver por sí mismo. El resultado de lo cual hizo una nueva ley para abolir esta costumbre bárbara.
Hubo, por supuesto, una protesta entre los hindúes, ya que era parte de su religión. Sin embargo, con la ayuda de mi padre y algunos Native Bigwigs y un par de Maharajah ganaron y la ley fue aprobada.”
Mrs Irene Morris
Los misioneros escoceses entraron en la India diluyéndose en ella.
Aparte de todo el mal que el colonialismo pudo causar, también dejaron huella en la historia con cosas como éstas. Que se apruebe una ley en contra de que las viudas se arrojen al fuego cuando queman a sus maridos nos debería parecer bien, intervencionismos aparte.
Otros como el reverendo Thomas Jones 1810-1849, cuya tumba me lleva hasta él, fijó en alfabeto latino la lengua khassi, la cual ha estado en peligro de extinción hasta el año 2012.
Tumba del reverendo Thomas Jones en el cementerio escocés de Calcuta.
Rev. Thomas Jones.
Su contribución en salvarla es incalculable, ya que fijó a la escritura a este idioma hablado en los estados de Assam y Meghalaya, convirtiéndose en el padre de la literatura en esta lengua.
También siguiendo el rastro de otra tumba encuentro a Thomas Nelson Annandale.
Fue un importante un zoólogo, entomólogo, antropólogo y herpetólogo. Puedes encontrar más info sobre él aquí.
Thomas Nelson Annandale. Edimburgo 1876-Calcuta 1924, en una fotografía tomada en 1915.
Vistos desde el presente, cuando ya todos han muerto, jóvenes o viejos, qué importa. Desde la distancia de esta segunda década del siglo XXI da lo mismo quien murió con 23 que con 85. No importa porque todos ellos están igual, enterrados en un cementerio olvidado destrozado por los anuales monzones, los mismos que seguirán cayendo, sin miramientos, sin piedad, con alevosía periódica, cuando ya no estemos nosotros.
El sabio nos advierte que la vida es tan sólo una gota de rocío en una hoja de loto.
R. Tagore.