¿Por qué IRÁN? COCHE RAPIDO EN LA NOCHE
Nelo | June 27, 2014
La partida es siempre un torbellino de emociones.
Incertidumbre, sensación de libertad, miedo a que pase algo – antes no lo tenía pero desde que tengo una hija siento oleadas de terror.
El día anterior a la partida para mí tampoco es bueno. Estoy nervioso y no soy de los que disfrutan con los preparativos, es más, me tocan las narices y al final los anulo, arrojo algunas cosas dentro de mi bolsa unas pocas horas antes de tener que salir de casa. Deprisa y mal.
En cambio tengo algo bien claro, sé que en cuanto la rueda comience a girar, y agarre velocidad, inercia y ritmo, el viaje pasará a ser una maravilla, y yo, me sentiré flotar.
En el aeropuerto de Barcelona me siento un helecho dentro de un invernadero, hace calor pese a ser invierno, y las grandes paredes acristaladas con un sol en exceso brillante hace que me adormezca.
Corre, corre, corre, qué te van a echar el guante
Conrado, el portero de mi finca, viejo amigo punk-rocker reconvertido en dolçainer me ha contado una historia cuando me ha visto salir a las 6 de la mañana:
-Ostia nano, tráeme una foto de la calle de la embajada inglesa…
-¿Una foto de qué?
-Sí, es que allí un miembro del IRA hizo huelga de hambre y el gobierno británico lo dejó morir. Entonces el iraní puso su nombre a esa calle, más que nada por joder a los ingleses.
No está mal la historia. Con ella arranca el viaje mientras echo a andar bajo la mortecina luz de una avenida Pérez Galdós inmensa, como un gran río de asfalto, y a estas horas, casi vacía en esta madrugada valenciana. Uno de los lugares más inhóspitos del planeta. Yo soy de aquí y pegado a ella me crié.
La llegada a un país desconocido a las 4 de la mañana implica ser timado irremediablemente, por lo menos en mi caso.
No importa saber cuánto cuesta el taxi al centro de la ciudad, ni que éste tenga un precio cerrado y acordado en el aeropuerto, ni lo cuidadoso que sea. Ellos van por delante y debo echar un tufillo a carne propicia para ser timada que echa para atrás. Lo mejor es asumirlo con deportividad y calcular de más. Eso hice, esta vez fue la tarifa normal más la mitad.
Encima tuve que contestar a una infinidad de preguntas por parte del taxista a las 5 de la mañana hechas en un inglés apenas inteligible –y mira que el mío es malo- y tuve que luchar, con un fuerte empeño y gran persistencia, para no tomarme un horrible Nescafé que el taxista se empeñaba en que me tomara, invitándome con el dinero que previamente me había timado.
-¿Café o té?- me pregunta parando en una gasolinera.
Yo sonriente, pese a todo:
-No, no, nada, muchas gracias
– Vamos, ¿café o té?
-Que no, que no, gracias.
-Vamos, no vendrá mal…
Yo con la mano en el corazón y la mejor de mis sonrisas:
-No quiero nada, gracias
Vuelve con dos cafés en vasos de plástico. Se lo va tomar su puñetera madre.
-¿Porqué no lo quiere?
-No, gracias, muy amable, ya le dije que no…
No me gusta el café, además me descompone el estómago, y no quise té porque son casi las 6 de la mañana y quiero irme a dormir. Aparte sé que este tío me ha timado y quiero deshacerme de él lo antes posible.
-Venga tómeselo- Sé que si lo agarro con las manos me lo tendré que tomar. Retrocedo pegándome a mi puerta del taxi.
-No, no, gracias, es que quiero irme a dormir.
-Ah, bueno, no hay problema, es Nescafé, tenga…
Pienso en la alternativa de tomármelo y pasarme mi primer día en Irán buscando baños con cierta urgencia y aseduidad.
– No.- esta vez soy un poquito más rotundo, no mucho, no quiero ponerme maleducado.
– Vamos, beba…
Miro por la ventanilla, se acabaron las explicaciones.
-Vaya, pues tendré que tomarme yo los dos cafés. ¿Está usted casado?
Le respondo.
-¿Y por qué se divorció?
Joder. Qué cruz.
“cari, nunca encontrarás a otra como yo…”
“exacto, de eso precisamente se trata…churri”
Hay preguntas que no se soportan bien después de no dormir y de un relativamente pesado viaje, aun así trato de ser amable.
– Era una zorra, me dejó por otro.- No es cierto en absoluto, pero disfruto diciéndolo.
-¿Tiene hijos?
Señor, ayúdame…
– ¿Cuánto falta para el hostal?
La negrura de Teherán nos engulle…
Coche rápido en la noche cruza la ciudad
sus faros iluminan el látigo
del tiempo actual
dientes apretados
todo puede suceder
veinte años maltratados
por la sociedad.