TREN DE HONG KONG A CANTÓN (GUANGZHOU)
Nelo | May 22, 2018Existen varias maneras de cruzar de Hong Kong a China, el tren que va directo desde Hong Kong a Cantón no es la más barata de todas ellas, pero sí que me parece la más fácil y cómoda.
Hong Kong.
El tren de Hong Kong a Cantón tarda unas dos horas en unir Kowloon en Hong Kong con la Estación Este de Guangzhou, un total de 182 kilómetros. Su recorrido atraviesa una de las zonas urbanas más pobladas del mundo con un total de 47 millones de personas.
Cantón o Guangzhou.
Cantón, contrariamente a lo que imaginábamos y al menos en sus barrios centrales, es una ciudad más que agradable, de grandes, rectas y arboladas avenidas. Una ciudad de aspecto futurista, y al menos en pleno invierno, con una temperatura perfecta.
Si nunca estuviste en Cantón, probablemente no sea como la imaginabas.
El tren sale de la estación de Hung Hom de Kowloon, muy cerca de las Chungking Mansions, que será donde te vas a alojar en Hong Kong si no tienes mucho dinero.
Escribiré un post sólo sobre la Chung King Mansions, pero de momento decirte que no le des más vueltas, las Chungking Mansions cumplirán tus expectativas si ya viajaste algo por el mundo.
Te pondremos fotos como esta para acojonarte, pero no te dejes impactar por su contundencia, se trata tan solo de los huecos interiores, el resto no está así. Tan solo elige un hostel con buena puntuación en booking y adelante sin miedo, no importa lo que hayas leído con anterioridad sobre este edificio. Si mides más de 1´80 m. encoges un poquito las piernas o te pones en diagonal y ya está.
Si te sorprende una ducha justo encima del inodoro es que tienes que viajar más.
La salida del tren se realiza con unos minutos de retraso, al no ser hora punta va semivacío, tan sólo unos cuantos pasajeros, la mitad de ellos africanos. De hecho Cantón (Guangzhou) cuenta con más de veinte mil emigrantes africanos, casi todos distribuidos alrededor de unos siete mercados que forman lo que se llama el Barrio Chocolate o Africatown. El billete de tren entre Hong Kong y Cantón cuesta 200HKS o 210 si se paga con tarjeta de crédito, algo más de 21 euros por persona.
Es un vagón amplio y con grandes ventanales, de aspecto aséptico, tanto en sentido funcional -en Hong Kong tienen pánico a la gripe- como emocional -es un tren de aspecto más bien anodino- Pasa una azafata con una lista de precios en la mano de bebidas y snacks, y otra encargada de revisar que los equipajes viajan seguros, bien metidos en sus repisas. Por los altavoces largas instrucciones con voz de mujer en chino e inglés. En chino es una voz muy aguda, en inglés más varonil.
Hay monitores de plasma enseñando una China idílica, paradisíaca y maravillosa para los extranjeros. Todo es natural y perfecto, para realzar la emotividad de las imágenes usan la cámara lenta. Están patrocinadas por algún organismo gubernamental. Nada es mentira, pero nada es verdad. Es lo malo de estar patrocinado. A mí me patrocina mi bolsillo y contaré lo que me dé la gana. No voy predispuesto a ser malévolo, pero casi nunca me trago los cuentos de hadas. Buscan tu dinero.
La salida de Hong Kong es tan frondosa como urbanizada. Todo verde y gris hormigón.
Esta foto no será usada en ninguna campaña de turismo por China, y sería despreciada en cualquier concurso de fotografía, pero es uno de los paisajes típicos de la República Popular.
El tren va directo de Hong Kong a Cantón, ahora llamado Guangzhoudong. En ambas ciudades se pasa el control migratorio aunque el tren se detiene una sola vez en lo que supongo es la frontera real entre los territorios especiales y China.
Pasa otra azafata repartiendo tarjetas de inmigración. En ellas a los extranjeros se nos llama “Aliens”. Cuento cuántos somos en el vagón por si soy el octavo pasajero.
Una vez ya en China desde el tren no se ve ninguna diferencia destacable, no hay “el otro lado”, todo permanece, a primera vista, igual. Tal vez más bicicletas, tal vez más trenes viejos en las vías muertas. Poco a poco se abre todo a un paisaje más agrícola, siempre vigilado por bosques de edificios de una altura considerable.
Plantaciones de plataneros, extensiones de agua encharcada que reflejan un cielo que no es azul ni gris, simplemente descolorido. Fincas grises y grúas amarillas. Nada reseñable, nada memorable.
El tren Z808 se adentra en China discretamente, no suena ninguna música, no se perciben olores nuevos. Todo ocurre como si éste no fuera uno de los días más destacables de nuestras vidas: el día que entramos a China.
Torre de Cantón.
El paso de la frontera se hace en la misma estación de Cantón cuando se baja del tren. Es rápido y fácil. El visado de China nos lo hemos sacado en Hong Kong, tardan tres días laborables y es la manera más barata de sacarse el visado chino que he podido encontrar, unos 60 euros por persona (enero 2018).
El enlace a la agencia que utilizamos puedes encontrarlo pinchando aquí. Hay muchas agencias, pero ésta es de las más usadas por su fiabilidad.
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Hong Kong te da y te quita energía, como una amante despiadada.
De Cantón no vamos a conocer mucho hasta la vuelta, ya escribiré más sobre esta agradable megaciudad, de momento solo conoceremos los alrededores de la estación del Este, las 21 paradas de metro que hay hasta la estación Sur, y la misma estación Sur, sin duda una de las estaciones de tren más gigantescas que he visto en mi vida, y he visto unas cuantas. El tren bala Guangzhou-Yangshuo tarda dos horas y veinte minutos y cuesta 113 yuanes, unos 15 euros al cambio.
Y eso es todo de momento, intento escribir finales rotundos en busca de un ansiado redondeo del texto, pero aquí no lo voy a hacer.
El artículo quiero que termine sin aspavientos, sin gravedad, tan fácil como el recorrido descrito.
Una calle cualquiera de Cantón, cerca de la Estación del Este.
Viajar por China no es especialmente complicado, no importa como te hayan pintado el dragón. Impresionante, emocionante o divertida, sí. Difícil no mucho, no más que otros lugares. Imposible nunca.